Desde el momento en que entró al spa, sintió algo distinto. El aroma a aceites esenciales, la música suave y la cálida bienvenida lo hicieron olvidar por un momento su escepticismo. Cuando el terapeuta comenzó el masaje, entendió que no se trataba solo de relajación, sino de un trabajo profundo en sus músculos y puntos de tensión.